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La terapia con ondas de Choque de Baja intensidad, ha mostrado que induce la revascularización (nueva formación de vasos sanguíneos). Ha ayudado también para el tratamiento de una variedad de alteraciones de tejidos blandos. Su reciente uso para el tratamiento de la D.E. de origen vascular ha demostrado una mejoría en el flujo sanguíneo al interior del pene.
La vasectomía se ha convertido en uno de los métodos anticonceptivos más comunes y populares para aquellas familias que se encuentran completas. La vasectomía es la cirugía que producirá esterilidad, lo que significa que el hombre no podrá embarazar a su pareja.
Sabemos que para los hombres no es fácil tomar este tipo de decisiones, por lo que siempre vamos a buscar brindarte el mayor confort, seguridad y las mejores técnicas.
La circuncisión se refiere al procedimiento realizado para retirar el prepucio que cubre el glande, esto como parte de un ritual cultural o religioso, tal y como sucede en la comunidad judía o algunas familias islámicas. De igual forma puede ser parte de una tradición familiar, higiene personal, estética o como un método de prevención o reducción de riesgo de adquirir algunas enfermedades de transmisión sexual. También existen indicaciones médicas para la realización de este procedimiento, por ejemplo, cuando el prepucio pierde la elasticidad necesaria para poder ser retraído. Esto no permitirá un aseo adecuado favoreciendo infecciones locales o de vías urinarias, e incluso llegando a obstruir la salida de orina de manera correcta.
Se trata de un problema muy común. Existen más de 150 tipos distintos de VPH, de los cuales más de 40 pueden localizarse en el área genital. Éstos últimos se han categorizado de acuerdo a su asociación con cáncer cervicouterino. Se consideran de alto riesgo, aquellos tipos que tienen el potencial de actuar como oncogénicos (que producen cáncer).
Los cálculos se forman en el riñón cuando existe un exceso de minerales, usualmente una combinación de calcio, oxalatos o ácido úrico. Estos minerales inician un proceso de cristalización, que posteriormente se unirán y formarán cálculos urinarios.
Existe una variedad de opciones de tratamiento disponibles para el manejo de los cálculos urinarios. Generalmente, cuando los cálculos se encuentran en el riñón, son asintomáticos, y en la mayoría de los casos, no requieren mayor tratamiento. Algunas piedras, sobre todo las pequeñas, pueden mantenerse en el riñón por años y nunca generar algún problema. Si un cálculo llegara a causar obstrucción, el siguiente paso será determinar el tamaño y la localización del mismo.
Disfunción eréctil
Vasectomía
Cáncer Urológico
Circuncisión
Cálculos Urinarios
Crecimiento prostático
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¿Quién es candidato a este tratamiento?
Los pacientes son valorados por nuestros médicos, o en su caso, médicos especialistas en urología, quienes te dirán cuál es la mejor opción de tratamiento. Los candidatos serán aquellos que sufren de D.E. de origen vascular y/o que tienen contraindicación para el uso o no toleran los efectos secundarios de los medicamentos. No se recomienda la aplicacióélvica (p. ej. prostatectomía radical) o que hayan recibido radioterapia en dicha zona. Tampoco aquellos que estén bajo efectos de medicamentos antiandrogénicos (para cáncer de próstata).
¿Cómo funciona?
Las Ondas de Choque Lineales de Baja Intensidad, estimulan la producción de factores de crecimiento vascular y sus receptores, provocando la generación de nuevos vasos sanguíéctil. Efectos adversos Hemos incorporado esta tecnología innovadora, que nos permite ofrecer este tratamiento para D.E. con seguridad. Desde su introducción al mercado a nivel mundial a la fecha, no hay reportes de efectos adversos con el uso de esta terapia.
¿Cómo se aplica?
El tratamiento es aplicado en el consultorio. No requiere de anestesia o sedación. Según los resultados encontrados en la valoración mésesiones semanales, cada una con una duración de 25 minutos.
La vasectomía se ha convertido en uno de los métodos anticonceptivos más comunes y populares para aquellas familias que se encuentran completas. La vasectomía es la cirugía que producirá esterilidad, lo que significa que el hombre no podrá embarazar a su pareja.
Los testículos tienen 2 funciones. Produce testosterona, que es la hormona masculina, y también produce espermas, los cuales viajarán a lo largo de varios conductos que de manera conjunta formarán el epidídimo. El epidídimo es una estructura que se encuentra localizada junto al testículo en su cara lateral-posterior. Los espermas maduran aquí, y continúan su viaje a través del conducto deferente (mismo que es cortado durante la vasectomía) hasta llegar a las vesículas seminales y próstata. En este punto, los espermas se mezclan con secreciones de las vesículas seminales y próstata, formando así el semen.
Durante la vasectomía, el deferente se corta y se extrae un segmento de entre 5 a 10 mm. Los cabos sueltos son ligados y sellados con sutura.
Una vez realizada la vasectomía, los espermas aún se siguen produciendo en el testículo, pero no llegan a ser eyaculados por la falta de continuidad en el conducto deferente, por lo tanto, serán absorbidos dentro del mismo testículo. La función sexual se mantendrá sin cambios, no habiendo alteraciones en la erección u orgasmo, manteniendo la eyaculación sin modificación.
El paciente tendrá que tener en cuenta que la esterilidad no será inmediata después del procedimiento, debido a que aún quedan espermas residuales en el conducto deferente que llega a las vesículas seminales, así como en estas últimas también. Se recomienda seguir utilizando algún otro método anticonceptivo hasta haber alcanzado 15-20 eyaculaciones posteriores al procedimiento y que se confirme mediante una espermatobioscopía (estudio microscópico del semen) la ausencia de espermas en el semen.
El efecto de la vasectomía, se considera como esterilidad permanente. Las posibilidades de que los extremos del conducto cortado se vuelvan a unir de forma espontánea es extremadamente rara, siendo en menos de 1 en 200 hombres vasectomizados. A esto se le llama recanalización, y generalmente ocurre dentro de los primeros meses posteriores a la vasectomía, lo que agrega una razón más para realizar la espermatobioscopía antes de tener relaciones sexuales sin protección anticonceptiva.
Si eventualmente el paciente se llega a arrepentir de haberse realizado la vasectomía, la cirugía puede ser reversible, pero esto implica un procedimiento mucho más complejo que la vasectomía. El canal dentro del deferente por el que pasan los espermas es tan pequeño que no se puede ver a simple vista. Cuando se decide hacer la reversión de la vasectomía, se debe realizar con la utilización de microscopio con una amplificación de no menos de 20 veces, utilizando suturas que sólo pueden ser vistas con el microscopio. Aún y cuando la unión de los cabos se haga exitosamente, las posibilidades de embarazo se reducen de forma significativa.
Como ya comentamos antes, la vasectomía genera esterilidad, pero en ningún momento va a afectar la capacidad de tener o mantener una erección o de alcanzar el orgasmo. Casi todas las parejas que han buscado este método anticonceptivo, encuentran que su vida sexual mejora después de la vasectomía al sentirse seguros de que no habrá después ninguna sorpresa o embarazo no deseado.
Posterior a la vasectomía, la eyaculación será normal, debido a que la mayor parte del volumen seminal es producido en las vesículas seminales y en la próstata, por lo que el volumen aportado por el esperma es mínimo. Después de la vasectomía, la eyaculación seguirá siendo la misma. Aunque hay una discreta disminución del volumen del semen, esta será insignificante que rara vez el hombre o su pareja lo notarán.
El método que utilizamos para realizar la vasectomía incluye sedación intravenosa, por lo que el procedimiento es totalmente indoloro para el paciente, además que de manera local utilizamos anestesia. Además de éstas técnicas anestésicas, realizamos la vasectomía sin bisturí, por lo que tampoco se realiza incisión alguna en la piel, lo cual es mucho menos invasivo para el paciente. Con esta técnica, realizamos una o dos pequeñas punciones en el escroto, dependiendo en gran parte de la anatomía de este último. Una vez que realizamos dicha punción e identificación de los deferentes, estos son expuestos y la vasectomía es factible de realizar.
Los riesgos potenciales de la vasectomía incluyen sangrado e infección, esto ocurre en aproximadamente el 1% de los hombres. Puede existir algo de dolor o molestia en el área escrotal posterior al procedimiento. También puede haber un poco de inflamación testicular, lo cual es esperado. Esto es controlado con medicación, que posterior al procedimiento será recetado, tanto con analgésicos como antiinflamatorios, reduciendo estas molestias al mínimo.
Hasta este momento y basado en la literatura médica actual, no se ha determinado que exista complicaciones a largo plazo por haber realizado la vasectomía. En algunos reportes anteriores, se había puesto especial atención en la posibilidad de relación entre vasectomía y cáncer de próstata, sin embargo, en la actualidad, no se ha encontrado dicha relación.
Dentro de los cuidados postoperatorios, sugerimos un reposo de actividad sexual entre una y dos semanas posteriores a la cirugía. Una vez reiniciadas las relaciones sexuales, éstas deberán ser con otro método anticonceptivo, hasta cumplir 15 a 20 eyaculaciones y tener la espermatobioscopía con la ausencia de espermas.
A nuestros pacientes que han decidido realizarse la vasectomía, les hemos recomendado hacerla los días Jueves o Viernes, con el objetivo de tener el fin de semana libre como recuperación y poder reincorporarse al trabajo el Lunes. También les pedimos evitar realizar actividades físicas importantes como levantar objetos pesados, correr o cualquier ejercicio por 2 semanas como mínimo, esto acompañado del uso de un suspensorio deportivo o ropa interior ajustada, tratando de evitar boxers sueltos. Esto proveerá de mayor confort y menos molestias.
Se podrán bañar al día siguiente de la cirugía, limpiando el área tratada con agua y jabón. Evitar baños en tina o nadar por al menos 10 días. Los primeros días puede haber salida de un poco de suero, por lo que sugerimos colocar una pequeña gasa en el sitio de punción.
Sabemos que para los hombres no es fácil tomar este tipo de decisiones, por lo que siempre vamos a buscar brindarte el mayor confort, seguridad y las mejores técnicas.
La circuncisión se refiere al procedimiento realizado para retirar el prepucio que cubre el glande, esto como parte de un ritual cultural o religioso, tal y como sucede en la comunidad judía o algunas familias islámicas. De igual forma puede ser parte de una tradición familiar, higiene personal, estética o como un método de prevención o reducción de riesgo de adquirir algunas enfermedades de transmisión sexual. También existen indicaciones médicas para la realización de este procedimiento, por ejemplo, cuando el prepucio pierde la elasticidad necesaria para poder ser retraído. Esto no permitirá un aseo adecuado favoreciendo infecciones locales o de vías urinarias, e incluso llegando a obstruir la salida de orina de manera correcta.
Las personas con algunas enfermedades crónico-degenerativas, como Diabetes, tienen un mayor riesgo de presentar alteraciones en el prepucio, aumentando así las posibilidades de contraer infecciones urinarias y problemas para la micción.
Por motivos culturales o simplemente de moda, muchos pacientes optan por realizarse la circuncisión, generando así satisfacción estética y confianza en el momento de intimidad con su pareja.
La presencia de erecciones dolorosas o que de manera constante presenten un pequeño desgarro del frenillo, pueden ser motivos más que suficientes para realizar la circuncisión.
La circuncisión es un procedimiento ambulatorio, por lo que el mismo día del procedimiento podrás regresar a casa. Se realiza con anestesia regional (de la cintura para abajo) o general en caso de así requerirse. Al finalizar la cirugía, se coloca una gasa cubriendo la herida, misma que se deberá retirar al día siguiente al procedimiento, aunque en algunos pacientes, ésta se caerá el mismo día de la cirugía. El tipo de sutura que se utiliza en el procedimiento es absorbible, esto permite que no tengamos que retirar puntos.
Los riesgos potenciales que se tienen al realizar la circuncisión son el sangrado e infección. Para reducir el riesgo de sangrado, se pide a los pacientes que suspendan el consumo de Aspirina u otros analgésicos como Ibuprofeno o Diclofenaco al menos 10-14 días previos a la cirugía. En caso de que llegar a existir algún sangrado y que formara un hematoma (acúmulo de sangre), puede requerir que éste sea drenado de forma quirúrgica. Si se presenta un pequeño sangrado durante las primeras 24 horas después de la cirugía, use una gasa, y aplique una compresión firme sobre la herida por 10 minutos y llame a su médico.
Como parte de los cuidados posteriores a la circuncisión, se recomienda colocar frío local en la zona de la cirugía por periodos de 20 minutos por 20 de descanso durante las primeras 24 horas, esto ayudará a disminuir el edema (hinchazón) y el dolor. Al día siguiente del procedimiento, el paciente se podrá bañar sin problemas, lavando la herida quirúrgica de manera gentil con jabón neutro y sin fragancia, enjuagando con abundante agua. Al finalizar secar de manera correcta. Aplique sobre la herida ungüento antibiótico recetado por su médico y cubra la herida nuevamente con una gasa. En caso de que esta se humedezca o manche cámbiela las veces que sea necesario.
Su médico le proporcionará la receta con los medicamentos para el dolor que deberá tomar para disminuir las molestias inherentes al procedimiento, generalmente no deben necesitarse por más de 4 a 7 días.
Se le pide al paciente que ha sido sometido a la circuncisión, que no realice actividades físicas intensas (levantar objetos pesados, correr, trotar u otros deportes) por un periodo de 2 semanas. En hombres sexualmente activos, deberá haber un reposo de actividad sexual por 6 semanas, ya que esto podría desgarrar el tejido suturado. Es común que durante las noches o por las mañanas al levantarse, puedan tener erecciones espontáneas involuntarias, sin embargo, éstas no le deben generar ningún problema.
Llame a su médico en caso de presentar sangrado abundante, salida de pus por la herida, mal olor, dolor intenso o enrojecimiento del pene e inflamación importante.
La mayoría de los hombres que se han sometido a la circuncisión, pueden advertir un incremento en la sensibilidad del glande por unas cuantas semanas posteriores al procedimiento. Esto pasa, debido a que el glande ha estado cubierto durante mucho tiempo. Esta sensación irá disminuyendo de manera gradual. La circuncisión, no afecta en nada la función sexual. No provoca ningún cambio en la posibilidad de tener una erección, así como tampoco no genera alteraciones en la satisfacción sexual.
Se trata de un problema muy común. Existen más de 150 tipos distintos de VPH, de los cuales más de 40 pueden localizarse en el área genital. Éstos últimos se han categorizado de acuerdo a su asociación con cáncer cervicouterino. Se consideran de alto riesgo, aquellos tipos que tienen el potencial de actuar como oncogénicos (que producen cáncer).
Los subtipos 6 y 11 son no-oncogénicos (no producen cáncer) y son responsables del 90% de las verrugas ano-genitales, cambios celulares de bajo grado en el cérvix. Los tipos 16 y 18 son los responsables del aproximadamente el 70% de los cánceres cervicouterinos.
Las verrugas genitales, también llamadas condilomas, son una condición común, que provoca pequeñas lesiones del mismo color de la piel o rosas (pueden ser planas y suaves o con cierto levantamiento y textura rugosa). Estimaciones recientes sugieren que aproximadamente el 10% de los adultos sexualmente activos tienen verrugas genitales. Como ya lo comentamos previamente, estas lesiones están relacionadas a la infección por virus del papiloma humano, sobre todo los subtipos 6 y 11. Existen cerca de 70 subtipos más que pueden llegar a producir verrugas en diferentes partes del cuerpo.
Las verrugas se pueden presentar de forma más común en personas sexualmente activas y éstas pueden aparecer desde unas cuantas semanas después de la infección hasta años posteriores. Por lo anterior es prácticamente imposible saber cuándo, cómo o de quién fue recibida la infección.
Las verrugas genitales se diagnostican mediante la exploración física. Generalmente tienen una apariencia característica que permite reconocerlas. En algunas circunstancias, algún área afectada por el virus puede no ser visible a simple vista, por lo que, durante la revisión, se aplica una solución de ácido acético (vinagre), lo que ayudará a identificar zonas con infección subclínica.
Hasta este momento, no se cuenta con pruebas de sangre que puedan ser utilizadas para establecer el diagnóstico de Virus del Papiloma Humano. El estudio que realizamos de manera confirmatoria es el PCR (Polimerase Chain Reaction) del área afectada. La muestra se toma de forma directa sobre la lesión mediante el “raspado” con un hisopo. Dependiendo de cada laboratorio, se podrán procesar e identificar cierto número de subtipos de VPH.
Existen diversos tratamientos para las verrugas por Virus de Papiloma Humano, desde medicamentos que se aplican de forma directa, hasta procedimientos para la remoción de la verruga (ablación con electrocauterio, crioablación o destrucción mediante láser).
La ablación con electrocauterio es una de las técnicas más utilizadas, ya que es un procedimiento que se puede realizar en el consultorio bajo anestesia local y a un bajo costo.
Cuando las verrugas o lesiones son demasiado grandes, las opciones de tratamiento antes descritas resultan insuficientes, requiriendo cirugía para poder retirarlas.
Es importante comentar con el paciente, que aún y después de un tratamiento exitoso con las técnicas ya mencionadas, las verrugas pueden volver a presentarse hasta en el 50% de los pacientes. Esto generalmente se presenta dentro de los siguientes 3 a 6 meses después del tratamiento.
Para la mayoría de los hombres, la presencia de verrugas genitales no conlleva un riesgo importante a largo plazo, siempre y cuando tenga las medidas de higiene necesaria y lleve un seguimiento adecuado. Está bien establecido que los hombres que se han realizado la circuncisión tienen menos posibilidades de presentar la enfermedad, pero esto no quiere decir que quedan exentos.
Se recomienda que en los casos que no se tiene una pareja estable, se haga el adecuado uso del preservativo, con la finalidad de disminuir el riesgo de contagio.
Afortunadamente, en la actualidad podemos frenar la diseminación de esta enfermedad tan común. Para esto contamos con vacunas que disminuyen de forma significativa el riesgo de contagio por esta enfermedad.
VACUNA PARA EL VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO.
El virus del papiloma humano genital es la infección de transmisión sexual más común. Se estima que en Estados Unidos se infectan 14 millones de personas cada año. Aunque la mayoría de las infecciones no causan síntomas y son autolimitadas, la presencia persistente de infección por el Virus del Papiloma Humano a nivel del cérvix, puede desencadenar en cáncer cervicouterino, así como también en otros sitios como en el área anogenital, orofaríngeo, o provocar la salidad de verrugas tanto en hombres como en mujeres.
Existen más de 150 tipos distintos de VPH, de los cuales más de 40 pueden localizarse en el área genital. Éstos últimos se han categorizado de acuerdo a su asociación con cáncer cervicouterino. Se consideran de alto riesgo, aquellos tipos que tienen el potencial de actuar como oncogénicos (que producen cáncer), tales como el 16 y 18.
Los subtipos 6 y 11 son no-oncogénicos (no producen cáncer) y son responsables del 90% de las verrugas ano-genitales, cambios celulares de bajo grado en el cérvix.
Hasta el momento existen 2 tipos de vacunas para disminuir el riesgo de contraer Virus del Papiloma Humano. Son la bivalente y la tetravalente. Ambas protegen contra los tipos 16 y 18, responsables del 70% de los cánceres cervicouterinos. El VPH tipo 16, también es el responsable de los demás tumores atribuidos al VPH. La vacuna tetravalente, también va a proteger en contra de los tipos 6 y 11, que como ya lo comentamos, son los responsables de la gran mayoría de las verrugas genitales y papilomatosis respiratoria recurrente.
¿Quién es candidato a recibir la vacuna?
Se ha identificado que el mayor beneficio de recibir la vacuna, lo tiene los jóvenes de 9 a 26 años. La vacuna bivalente (16 y 18) ha sido aprobada para ser utilizada sólo en niñas y mujeres de 9 a 26 años, no así en varones. Por el contrario, la vacuna tetravalente (16, 18, 6 y 11), se puede utilizar en niños y adultos de ambos sexos de 9 a 26 años de edad.
También se recomienda, para aquellos hombres de entre 22-26 años no vacunados previamente que tienen inmunocompromiso y con pruebas positivas para VIH.
¿Se puede administrar junto con otras vacunas?
El efecto de la vacuna tetravalente no se modifica al ser administrada junto con otras vacunas (incluyendo la vacuna conjugada para meningococo, Tétanos, Difteria, y la vacuna acelular para Tosferina, de Poliomelitis inactiva o para Heptitits B).
Y si tengo más de 26 años ¿me puedo vacunar?
Se realizaron estudios correspondientes a este grupo de edad, encontrando que no se obtiene una efectividad satisfactoria al recibir la vacuna posterior a los 26 años, por lo que, aunque no está contraindicada su aplicación, el beneficio de recibirla es poco.
¿Cómo se aplica?
El esquema de vacunación establecido para la vacuna para el Virus del Papiloma Humano contempla 3 aplicaciones intramusculares a los 0, 1-2 y 6 meses. Generalmente se puede aplicar en la región alta del brazo (deltoidea) o en la región glútea.
Se deberá de suspender su aplicación, si el paciente presenta algún síntoma relacionado a hipersensibilidad a la primera dosis de la vacuna. Tampoco se deberá aplicar a personas con alteraciones de la coagulación o en terapia anticoagulante (a menos que el beneficio sea mayor que el riesgo)
¿Se puede utilizar en embarazadas?
No se recomienda su uso en mujeres embarazadas. No se debe de realizar ningún tipo de intervención para aquellas mujeres que se embarazaron después de haber iniciado el esquema de vacunación.
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Para poder entender un poco mejor acerca de las piedras en los riñones, es importante tener cierta información referente al sistema urinario. El tracto urinario inicia en los riñones (uno de cada lado), localizados en la región posterior y superior del abdomen, parcialmente cubiertos por las costillas. Éstos son los encargados de filtrar la sangre y de extraer o retirar el exceso de productos tóxicos y de líquidos del organismo. El producto de esta filtración es lo que llamamos orina, y una vez formada, entrará en la primera parte del sistema de drenaje llamada cálices renales, que en conjunto formarán la pelvis renal, misma que desembocará en el uréter. La orina viajará a través de este último hasta llegar a la vejiga (un uréter por cada riñón). En resumen, la orina se produce en el riñón, llegando a la pelvis renal y pasando por los uréteres hasta la vejiga en donde es almacenada hasta el momento de ser desechada. El Sistema urinario tanto en hombres como en mujeres es el mismo hasta la vejiga. La vejiga funciona como reservorio y su tracto de salida se llama uretra, que en los hombres tiene una mayor longitud y en su primera porción está rodeada por la próstata (glándula parte del sistema reproductor masculino).
Los cálculos se forman en el riñón cuando existe un exceso de minerales, usualmente una combinación de calcio, oxalatos o ácido úrico. Estos minerales inician un proceso de cristalización, que posteriormente se unirán y formarán cálculos urinarios.
Los cálculos se pueden descubrir de muchas formas. Estos se pueden manifestar en una forma poco agradable, cuando causan dolor sumamente intenso, o simplemente durante algún estudio de imagen realizado durante la investigación de algún otro problema. Cuando existe la sospecha de la presencia de un cálculo urinario, se debe realizar algún tipo de estudio de imagen, desde una radiografía simple de abdomen o ultrasonido y en la mayoría de los casos se recomienda la realización de una tomografía, ya el tratamiento dependerá en gran parte de los hallazgos obtenidos mediante este estudio.
Las piedras causan dolor y problemas cuando obstruyen el flujo de orina proveniente del riñón. La obstrucción se puede dar en cualquier punto del trayecto del uréter, desde la pelvis renal hasta su desembocadura a la vejiga. Cuando un cálculo obstruye el flujo de orina, ésta no puede pasar, incrementando así, la presión desde el riñón hasta el sitio de obstrucción, que generará dolor muy intenso, tan severo que puede asociarse a náusea y vómito. Este dolor no sólo se puede presentar en la espalda, sino también verse reflejado hacia la parte lateral del abdomen (flanco) o extenderse hacia la parte inferior del abdomen o región inguinal.
Cuando un cálculo está en el uréter, puede obstruirlo de manera total o intermitente. En los casos en los que la obstrucción es completa, se generará mucho dolor. Pero si la piedra llegara a rotar o moverse ligeramente y permite un discreto flujo de orina, se favorecería una disminución de la presión dentro del sistema urinario, mejorando o incluso aliviando el dolor. El dolor podrá presentarse de manera variable según el grado de obstrucción que se presente.
Si el cálculo llega a la vejiga, la peor parte ha pasado, con lo que el lito podrá ser expulsado a través de la uretra sin problemas. El diámetro de la uretra el 4 veces más grande que el del uréter, por lo que no debería haber ningún problema para su paso. Muchos pacientes logran expulsar la piedra sin siquiera darse cuenta de ello.
Con el paso de los años, el crecimiento prostático se considera como una condición normal. Lo anormal es cuando este crecimiento afecta la calidad de vida y la funcionalidad de las personas.
¿Cómo funciona el sistema urinario?
La orina se produce constantemente en los riñones y es transportada hacia la vejiga a través de los uréteres. La vejiga almacena esta orina hasta llenarse generando el deseo de orinar, momento en el que de forma voluntaria la orina pasa por la uretra hacia el exterior. La próstata es una glándula que forma parte del sistema reproductor masculino, además de ser la primera porción de la uretra.
¿Qué es la próstata?
Es una glándula encargada de producir una parte del semen, líquido que es expulsado en el momento de la eyaculación. La glándula prostática, generalmente se mantiene con un tamaño constante (20-30 gramos) hasta los 40 años, posteriormente incrementa su tamaño de forma gradual.
La causa del crecimiento prostático no está bien definida, sin embargo, el factor de riesgo más importante para que se dé el crecimiento prostático la edad. A mayor edad, mayor crecimiento prostático.
¿Por qué la próstata genera problemas? ¿Cuáles son los síntomas?
El crecimiento prostático causa problemas debido a una obstrucción en la salida de orina desde la vejiga hacia la uretra, ya que el crecimiento prostático bloquea el conducto (uretra) por el que debe pasar la orina.
Por lo tanto, la vejiga tiene que trabajar más fuerte para poder vencer la resistencia que el crecimiento prostático está generando y poder así vaciar su contenido. Cuando la obstrucción es severa, la vejiga puede llegar a ser incapaz de vaciarse, lo que ocasionará mucho dolor y desesperación. A esta condición se le llama retención aguda de orina.
El inicio de los síntomas del crecimiento prostático es lento y se presenta de manera gradual. Estos síntomas pueden ser, dificultad para iniciar la micción, disminución de la fuerza del chorro urinario, intermitencia al orinar (que orine de poco en poco), sensación de vaciamiento incompleto al final de orinar, tener que pujar o forzar la salida de orina, incremento en la frecuencia urinaria, la sensación inminente de salida de orina (también llamada urgencia urinaria), levantarse frecuentemente por las noches (nocturia), este último es de los datos más característicos del crecimiento prostático.
El vaciamiento incompleto se caracteriza por mantener la sensación de que no se logró orinar por completo, que provoca el tener el deseo de querer volver a orinar aún y después de haber terminado, lo que genera tener que regresar a orinar en los siguientes 10 a 20 minutos.
¿Cómo es la revisión de la próstata?
El diagnóstico del crecimiento prostático (hiperplasia prostática), es dado por una serie de estudios. El más importante es realizar una revisión clínica completa, que incluye una serie de preguntas (historia clínica), junto con la exploración física. Dentro de la exploración se sugiere realizar el tacto rectal, el cual es realizado por el médico, introduciendo un dedo en el recto con la finalidad de palpar la superficie de la próstata y calcular un tamaño aproximado de la misma. Esta parte del estudio físico no toma más de 20 a 30 segundos, no es doloroso y proporciona mucha información acerca de su próstata.
Cuando se tienen este tipo de síntomas, en muchas ocasiones se solicita un ultrasonido de vejiga y próstata, en el cual se medirá el volumen de la vejiga estando llena, el tamaño de la próstata. Posteriormente se le pedirá al paciente que orine y nuevamente se volverá a medir el volumen de orina residual en la vejiga. Cuando este volumen de orina residual es más alto de lo normal (por arriba de 50-70 ml), se favorece la formación de piedras en la vejiga, falla renal, infecciones urinarias o retención aguda de orina.
El antígeno prostático no tiene un papel tan importante dentro de la evaluación del crecimiento prostático, sin embargo, es una parte complementaria al estudio y cuidado de salud en el hombre, ya que nos ayudará a identificar a las personas que pudieran estar en riesgo de tener cáncer de próstata.
¿El crecimiento prostático requiere siempre de tratamiento?
Existe una buena variedad de tratamientos para manejar el crecimiento prostático. La opción menos invasiva de manejo es “esperar y vigilar”, esto en especial, cuando los síntomas no llegan a ser realmente un problema y que el crecimiento prostático no representa un peligro latente o que llegue a generar un daño mayor en el sistema urinario. En esta modalidad de tratamiento, no se realiza ningún tipo de intervención, sólo la vigilancia con visitas médicas y estudios cada 6 a 12 meses.
¿Cuándo debe ser tratado el crecimiento prostático?
Existen muchas indicaciones para dar tratamiento al crecimiento prostático. Una de las principales es la retención aguda de orina, que es la incapacidad de orinar y cuando se presenta, representa una urgencia, debido al gran dolor que produce.
La presencia de orina residual después de orinar de manera constante, es otra indicación de tratamiento, debido a que esto favorece de manera significativa la presencia de infecciones de vías urinarias, así como formación de piedras en la vejiga. De manera crónica, este volumen residual, puede afectar el adecuado drenaje de orina desde los riñones, generando alteraciones funcionales en el riñón, desencadenando insuficiencia renal. Para valorar esto, se sugiere realiza un ultrasonido de vejiga y próstata, con medición de orina residual.
Ante la presencia de sangrados abundantes y de manera constante, se debe considerar iniciar un protocolo de estudio para determinar la causa del sangrado, que en la gran mayoría de los casos es secundario al crecimiento prostático.
Por mucho, la mayor indicación de tratamiento por crecimiento prostático es cuando existen síntomas del tracto urinario y esto se convierte en un problema para el paciente, afectando así su calidad de vida.
¿Qué pastillas se pueden tomar para el crecimiento prostático?
Cuando es necesario iniciar tratamiento para el crecimiento prostático, el manejo médico con pastillas es una buena opción. Dependiendo del tipo de síntomas que presente el varón, serán los medicamentos que se utilizarán.
El grupo de medicamentos más utilizados para el crecimiento prostático son los llamados “alfa-bloqueadores”, medicamentos encargados de relajar las fibras musculares del cuello de la vejiga, así como también disminuir la tonicidad de la próstata “abriendo” así el flujo de orina.
Ejemplos de estos medicamentos son: Tamsulosina, Alfuzosina, Silodosina, Terazosina y Doxazosina. Los beneficios del uso de este medicamento se pueden sentir en cuestión de horas. Los efectos adversos que se pueden producir con el uso de estos medicamentos incluyen: hipotensión (diminución en la presión arterial), mareos, sensación de cansancio, congestión nasal, eyaculación retrógrada. Esta última también es llamada como “orgasmo seco”. El paciente es capaz de sentir orgasmo, sin embargo, no presentará la salida de semen, ya que este se irá hacia la vejiga. La eyaculación retrógrada, no genera ningún daño ni repercusión en la función sexual, sin embargo, para algunos hombres puede ser algo molesto, por lo que manejan este problema simplemente no tomando la pastilla el día que planean tener relaciones sexuales.
Otro grupo de medicamentos utilizados para el crecimiento prostático, son los diseñados para disminuir el tamaño de la próstata, dentro de los que encontramos el Finasterida y Dutasterida. Los estudios clínicos han demostrado su mayor efectividad, cuando el tamaño de la próstata es mayor de 40 gramos. El tratamiento con este medicamento ha mostrado tener mejores resultados en combinación con un “alfa-bloqueador” y por un periodo no menor de 6 a 12 meses.
¿Qué hacer en caso de que las pastillas no funcionen?
Cuando el tratamiento médico no ha dado buenos resultados y el paciente continúa con muchos síntomas, se deberá de pensar que el tratamiento quirúrgico es la mejor opción. Desde hace muchos años, la Resección Transuretral de Próstata (R.T.U.P.), fue el tratamiento de elección para el crecimiento prostático, sin embargo, con la llegada de los medicamentos, la realización de este procedimiento ha quedado postergada hasta que el tratamiento médico no funcione o que se tengan indicaciones absolutas para el manejo quirúrgico. Las indicaciones absolutas para el manejo quirúrgico de una persona con crecimiento prostático son: retención urinaria refractaria o recurrente, infecciones de vías urinarias recurrentes, hematuria (sangre en la orina) de forma repetitiva, cálculos en la vejiga, insuficiencia renal secundaria a obstrucción por crecimiento prostático.
Los cálculos en la vejiga, afortunadamente no son un problema tan frecuente y tienen varias posibles causas, sin embargo, se pueden encontrar de forma más frecuente, en hombres mayores de 60 años y usualmente están relacionados a problemas obstructivos del tracto de salida (crecimiento prostático, estenosis de uretra, etc), que interfieren con el buen vaciamiento de la vejiga, manteniendo así una cantidad de orina importante después de haber orinado, propiciando la sedimentación de algunas sustancias presentes en la orina, formando así las piedras dentro de la vejiga.
Los principales síntomas que tienen las personas con cálculos en la vejiga es la presencia de sangre en la orina, que por lo general se presenta al final de la micción. Por otra parte, se puede presentar chorro intermitente, incremento en la frecuencia, urgencia, disminución de la fuerza del chorro urinario y algunas molestias en la parte inferior del abdomen.
El diagnóstico muchas veces se alcanza de forma incidental al realizar una radiografía abdominal o durante un estudio por ultrasonido solicitados por algún otro problema. En otras ocasiones, cuando existe sintomatología urinaria, el protocolo de estudio incluye en muchas ocasiones la realización de algún estudio de imagen, en donde se hará evidente el diagnóstico.
Cabe la pena recordar, que cuando existen cálculos en la vejiga, generalmente son secundarios a otro problema urológico (crecimiento prostático, estenosis de uretra, divertículos en la vejiga, material de sutura en la vejiga, etc), por lo que además de resolver el problema del cálculo, habrá que identificar y tratar la causa del mismo.
En la actualidad, el tratamiento consiste en la destrucción del cálculo mediante energía neumática y/o láser, retirando los fragmentos a través de la uretra. Este procedimiento es lo más novedoso para este tipo de problema, ya que anteriormente, el tratamiento de elección era la extracción del cálculo mediante cirugía abierta, sin embargo, ha quedado en desuso debido a los tiempos de recuperación prolongados, así como las posibles complicaciones derivados de este procedimiento.
La cistolitotripsia (destrucción de las piedras de la vejiga) es una cirugía segura, con alta tasa de efectividad, logrando fragmentar y extraer los cálculos en su totalidad, con un tiempo de recuperación corto, que incluso, en algunos casos, se puede realizar como una cirugía ambulatoria, en la que el mismo día de la cirugía, el paciente es egresado sin complicaciones.
Existe una variedad de opciones de tratamiento disponibles para el manejo de los cálculos urinarios. Generalmente, cuando los cálculos se encuentran en el riñón, son asintomáticos, y en la mayoría de los casos, no requieren mayor tratamiento. Algunas piedras, sobre todo las pequeñas, pueden mantenerse en el riñón por años y nunca generar algún problema. Si un cálculo llegara a causar obstrucción, el siguiente paso será determinar el tamaño y la localización del mismo.
Vigilancia
Cuando la piedra es pequeña (hasta 5 mm), el dolor es tolerable y se puede controlar con analgésicos, se podrá intentar su expulsión espontánea. Se le pide al paciente incrementar la ingesta de líquidos con la finalidad de aumentar la producción de orina y con esto “empujar” la piedra para que pase por el uréter. Se dejará analgésicos, así como medicamentos que ayuden a relajar el músculo liso encontrado en el uréter (Tamsulosina), lo que promoverá una pequeña dilatación del uréter, que facilitará el paso del cálculo. El tiempo promedio para esperar a que un cálculo pueda salir de manera espontánea es de 21 días, siempre y cuando este no esté obstruyendo completamente el flujo de orina, causando dolor, infección o detrimento de la función renal.
Procedimientos
Antes de 1980, la forma de quitar los cálculos urinarios, requería de la utilización de técnicas de cirugía abierta, lo que usualmente ameritaba hacer incisiones grandes a nivel abdominal o en los flancos, así como hospitalizaciones prolongadas y tiempos de recuperación de entre uno y dos meses. Por fortuna, en la actualidad, los abordajes para el manejo de este problema se han convertido en algo mucho menos invasivo.
Colocación de catéter doble J
Cuando el paciente llega con un cuadro agudo de dolor debido a la obstrucción por parte de un cálculo, generalmente el primer paso es la colocación de un catéter. El catéter es un tubo muy delgado, que se coloca en el uréter y que va desde la vejiga hasta el riñón, logrando hacer que la orina pase el sitio de obstrucción causado por la piedra. La colocación del catéter es mediante cistoscopía, técnica que es realizada bajo anestesia, pero que no requiere ninguna incisión o punción. La cistoscopía se realiza a través de la uretra (sitio por donde orinamos), llegando hasta la vejiga, es ahí donde se identifica la desembocadura de los uréteres, y a través del cistoscopio se avanza el catéter introduciéndolo al uréter hasta que llegue a la pelvis renal.
Aunque los catéteres son excelentes para mejorar el drenaje del riñón y con esto disminuir el dolor, se considera como parte del manejo inicial, no van a destruir ni expulsar el lito, por lo que se deberá considerar, el hacer un procedimiento que resuelva de manera definitiva el problema.
Los catéteres pueden generar algunas molestias a sus portadores, esto es debido a que el extremo del catéter que se encuentra en la vejiga, causa un efecto irritativo en ésta, produciendo síntomas urinarios, como incremento en la frecuencia urinaria, urgencia, o molestias/dolor al orinar.
Ureteroscopía
Después de una o dos semanas de haber tenido el catéter, empezará un proceso de dilatación pasiva del uréter, lo que facilitará el realizar la ureteroscopía. En la actualidad, la ureteroscopía es la técnica de elección para el manejo de los cálculos en el uréter. Es un procedimiento de mínima invasión, que realiza bajo los efectos de anestesia utilizando instrumentos muy delgados capaces de entrar al uréter y llegar hasta donde esté el cálculo. Dependiendo del tamaño de la piedra, así como del grado de inflamación que haya generado en el uréter, se podrá agarrar con una canastilla y extraer. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos, es necesario el pulverizar/fragmentar el cálculo.
En algunos casos y dependiendo de la complejidad del caso, es posible que se requiera más de un procedimiento para resolverlo. Cuando pasa esto, los pacientes pueden mostrarse un tanto frustrados por la necesidad de ser sometidos nuevamente a otro procedimiento, sin embargo, deben de recordar, que esta técnica es por mucho, mejor que cualquier cirugía abierta.
Los cálculos urinarios generan una reacción inflamatoria en el uréter, a esto se le suma la inflamación producida durante el procedimiento. Una vez resuelto el caso y habiendo extraído el cálculo, esta inflamación puede generar obstrucción en el uréter, muy similar a la que existía cuando estaba el cálculo. En la mayoría de los casos se deja nuevamente un catéter, que permitirá mantener permeable el flujo de orina desde el riñón hasta la vejiga. El catéter se dejará por un periodo de una a dos semanas, momento en el que podrá ser retirado bajo visión directa con un cistoscopio.
Aunque se tratan de técnicas mínimamente invasivas y que generan excelentes resultados. También puede haber riesgos potenciales como resultado del intentar resolver este tipo de problemas. En cualquiera que sea el procedimiento, se deben contemplar de manera general los riesgos asociados a cualquier procedimiento que requiere anestesia, tales como problemas cardiacos o pulmonares, en la circulación o la formación de coágulos en la sangre, sangrado o infección. Además de lo antes descrito, existe también el riesgo de perforación o desgarro de alguna parte del sistema urinario.
Este tipo de cirugía se realiza cuando existen múltiples cálculos en los riñones o mayores de 2 cm. En algunos casos, estos cálculos son tan grandes que se forman en la pelvis renal y se extienden hacia los cálices, tomando la forma de un coral o astas de alce, por lo que los llamamos “Coraliformes”.
Algunos de los factores de riesgo para la formación de cálculos coraliformes incluyen el antecedente de cálculos, alteraciones metabólicas, Diabetes e infecciones urinarias de repetición. Si Una persona presenta cálculos coraliformes e infecciones recurrentes, éstas no cesarán hasta que el cálculo sea retirado.
El incremento en el riesgo de formar cálculos coraliformes por la presencia de infecciones urinarias, se debe a que las infecciones disminuyen la cantidad de una sustancia protectora en la orina llamada Citrato. Existen algunas bacterias (Proteus, Klebsiella, Pseudomonas, Serratia y Estafilococo) que alteran una sustancia presente en la orina llamada urea, lo que provocará que se forme amonio y bicarbonato, generando una alcalinización de la orina. Este aumento en el pH de la orina favorece el acúmulo de las sustancias necesarias para formar estos cálculos coraliformes.
Cuando una persona es diagnosticada con cálculos coraliformes, éstos deben ser tratados, de no hacerlo, se producirá un deterioro progresivo de la función renal de forma irreversible. El cálculo probablemente siga creciendo, destruyendo así al riñón. Otro punto importante es que la presencia del cálculo coraliforme favorecerá las infecciones urinarias continuas, o en algunos casos infecciones que pueden poner en riesgo la vida (sepsis).
El tratamiento de elección para estos casos es la NEFROLITOTOMÍA PERCUTÁNEA, procedimiento mínimamente invasivo, con una alta tasa de efectividad (mayor del 85%). En algunos casos el daño renal es tan severo y su funcionamiento nulo, en el que la mejor opción de tratamiento para manejar el dolor y las infecciones es quitar el riñón en su totalidad. Esto puede ser por cirugía abierta o laparoscópica.
La NEFROLITOTOMÍA PERCUTÁNEA, es una cirugía en la que se realiza una punción directamente desde la espalda hacia el riñón, lo que nos permitirá tener un acceso directo al interior del riñón, y trabajar de forma más sencilla sobre la piedra, misma que se fragmentará y extraerá. Dependiendo de la complejidad y el tamaño del cálculo, se podrá requerir realizar esta intervención en uno o varios pasos. Cada caso es discutido previamente con el paciente, ofreciendo siempre la mejor opción terapéutica.
La recuperación después de este procedimiento es mucho más corto en comparación con las cirugías abiertas, regresando a sus actividades cotidianas de forma más fácil.
Algunas de las complicaciones que se pueden presentar con este
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Última actualización de este aviso de privacidad: 25/07/2021